* Por Alfredo Olivera, fundador y director de Radio La Colifata
Reproducimos aquí un fragmento del capítulo 1, “Semillas” del libro Experiencias innovadoras en el ámbito de la salud mental (Universitat Oberta de Catalunya), escrito por Alfredo Olivera.
Los ejes a través de los cuales se produjeron condiciones para la difusión, proyección y replicación de la idea «Colifata» fueron: su metodología de difusión, la aparición sistemática en medios de prensa; la participación permanente en espa- cios académicos y culturales, el desarrollo de capacitaciones y asesoramiento di- rectos y la estrategia de llegar con el proyecto a través de vías innovadoras de comunicación filtrándose en intersticios de lo social. Para ello hemos desarrolla- do de manera sistemática iniciativas y actividades que han resultado «prensa- bles» es decir de interés publico y general. El hecho de haber sido elegido por Emprendedor Social de Ashoka ayudó en gran parte al proceso de comunicación y multiplicación de la idea.
En el capitulo que sigue haré un recorrido historico de la influencia de Radio La Colifata en el nacimiento de nuevos proyectos inspirados en ella y en sus mo- dos de funcionamiento. Daré cuenta del lento proceso de armado de redes, inter- cambio, y mutuo aprendizaje entre las experiencias emergentes. La Colifata se ha instalado como «marca» en la cultura de nuestro tiempo.
1.1. Modalidades y mutaciones
En sus comienzos, Radio La Colifata existía como espacio abierto en el Hospital Borda y sus producciones se hacían oír en otras emisoras, ese mismo año «los corresponsales colifatos» iban cada viernes a realizar notas en la calle a los tran- seúntes. A partir de obtener la primera antena, donada por un oyente en 1992, pasó a ser la primera radio en el mundo en transmitir desde un psiquiátrico. Las salidas con el dispositivo abierto de intervención, en espacios públicos e institu- cionales, se sistematizaron en el año 1993 en oportunidad de ser invitados a la Feria de los Inventos y de ofrecer transmisiones grupales con la pequeña antena móvil de un vatio en las escuelas, nombrando radio nómade o itinerante a la nueva modalidad.
Para el año 1994 inauguramos el «Multimedio Colifato», basado en la misma idea de difusión de micros, pero en este caso se trataba de producciones escritas y periodísticas que se publicaban en diferentes medios de interés general, como dia- rios y revistas de circulación masiva y periódicos barriales. En 1995 comenzó un ciclo semanal en vivo en una FM comunitaria llamada FM Latinoamericana, que conducían entre seis y ocho integrantes con participación activa de los oyentes.
Hacia 1999 «el móvil colifato» vino a darle continuidad a la tarea de los anti- guos «corresponsales colifatos», esta vez por medio de salidas al aire en vivo y en directo desde el lugar donde se encontraban. Un viejo vehículo donado por los oyentes trasladaba al equipo de corresponsales para que pudieran realizar notas de actualidad, que se difundían en directo por medio de otras radios.
Entrado 2003 se sumó La Colifata TV con sus diversos formatos: micro, maga- zine, sección en vivo y especiales anuales, difundiendo en canales abiertos y de cable, públicos y privados, así como en la web.
En 2006 la resolución de la Autoridad Federal de la Comunicación le otorga frecuencia legal a La Colifata en el 100.3 FM de la ciudad de Buenos Aires, reco- nocida mediante la resolución 753-COMFER/2006.
En abril de 2011 la radio comenzó a emitir las veinticuatro horas todos los días por antena y como radio web, y, ya en 2014, la compra de un transmisor de diez kilovatios (el anterior era de medio kilovatio) y el emplazamiento de una torre de cuarenta y dos metros con su nueva antena permitieron a La Colifata cubrir gran parte de la ciudad de Buenos Aires. De este modo pasó a ser una radio más entre las otras con un alcance medio. Meses más tarde se sumó el hecho del armado de un estudio «externado», que permitió tener un nuevo lugar desde donde transmitir fuera del hospital. Estos avances se dieron en el marco de la nueva Ley de servicios de comunicación audiovisual argentina número 26.522, y, por primera vez en la historia de la radio, con apoyo del Estado argentino.
Las emisiones se realizan entonces desde tres lugares: los días sábado, en di- recto desde el hospital; durante la semana, desde su estudio en la sede de la Aso- ciación La Colifata, Salud Mental y Comunicación; y el tercero seguirá siendo el ya tradicional estudio móvil que emite desde plazas, parques, universidades, teatros, estadios, etc. La Colifata continuará filtrándose como acontecimiento en los intersticios sociales «hasta que el río se mezcle con el mar». Estas modalidades de existencia y difusión coexistieron y aún –algunas de ellas– coexisten entre sí, todo ello de manera articulada.
Con el auge de internet y la aparición de las redes, la totalidad de los contenidos radiofónicos y audiovisuales pasó a formar parte de una estrategia de comu- nicación destinada a crear situaciones de encuentro en lo social con efectos clínicos, inclusivos y desestigmatizantes.
1.2. Repercusión en los medios
En el primer aniversario la reconocida revista La Maga le dedicó una nota y el diario La Prensa publicó un extenso reportaje. Inmediatamente después hubo artículos en la revista del diario Clarín, en la revista Noticias, en el diario La Na- ción y en casi todos los medios de la Argentina, incluso en algunos del Uruguay. El diario Página 12, en 1993, destacó en doble página un reportaje hecho por los integrantes de La Colifata al director del Hospital Borda donde, entre otras cosas, se le preguntaba acerca del uso del electrochoque.
Pero fue a partir de 1994 cuando, a través de agencias de noticias como Reuters la experiencia empezó a conocerse en el mundo. Medios de Alemania, como Der Spiegel, Der Tagesspiegel y la cadena ARD de televisión; de Inglaterra, como The Sunday Times, The Telegraph, The Independent y la BBC, radio y televisión; de Francia, como Le Monde, L’Humanité, Courrier International, L’Express, las revistas L’Âne, Télérama, TV5 y France Culture; de Estados Unidos, como The Lancet, The Boston Globe, San Francisco Chronicle, Chicago Tribune, Washinton Post, New York Times, la revista Times y el canal de noticias CNN; diarios, radios y televisiones de Cánada, Holanda, Noruega, Tailandia y Australia se hicieron eco de la existencia del fenómeno La Colifata, así como los sudamericanos Folha de São Paulo, O Glo- bo de Río en Brasil, el diario El Tiempo y la revista Gatopardo de Colombia, El Mercurio de Chile, La República y el semanario Brecha del Uruguay, entre muchos otros. En 1995 La Colifata se retransmitía en más de veinte radios de Argentina AM y FM, públicas, privadas y comunitarias: siete del Uruguay, dos radios comu- nitarias de España y regularmente unas veinte de América Latina, que estaban afiliadas a la red AMARC (Asociación Mundial de Radios Comunitarias).
En el año 1996, luego de una nota publicada en la sección internacional del New York Times escrita por el periodista Calvin Syms, los estudios Paramount Pictures se pusieron en contacto conmigo porque estaban interesados en adqui- rir parte de los derechos de la historia de mi vida (Rights History Life). En ese momento, Terry Gilliam2 estaba interesado en hacer un filme y tuvimos una serie de entrevistas telefónicas con su equipo de producción. La película hasta el momen- to no se hizo, pero, con el dinero recibido por la cesión de derechos, pudimos dedicarnos de lleno a desarrollar el proyecto. No sería inexacto decir que, durante el período que va desde el año 1996 hasta el 2000, La Colifata fue financiada casi en su totalidad por Hollywood.
La enorme e inusitada repercusión en la prensa local e internacional, la retransmisión en otras radios de habla castellana y la presentación de trabajos en congresos internacionales motivaron diversas invitaciones para participar en foros académicos y culturales, principalmente en Europa y Sudamérica, incluida Argentina. Esta estrategia de comunicación –que sólo fue posible debido a la irrupción de algo inesperado, como lo fue una radio gestionada por personas con diagnóstico psiquiátrico– creó condiciones para que en diversas partes del planeta no solo surjan sino que sean bien acogidas iniciativas de este tipo, y nos puso en contacto con grupos e instituciones específicos, interesados en replicar la idea. La Colifata ha influido directa e indirectamente en la creación de un sinnúmero de experiencias radiofónicasrealizadasporpersonasusuariasdeserviciosdesaludmental, enalgu- nos casos diría personas «padecientes» de esos «servicios».
1.3. Antecedentes
Debo mencionar algunas experiencias que se realizaron previamente, y de las
cuales no tuve conocimiento hasta cierto tiempo después. El primer caso es muy interesante, ya que ocurrió en el mismo espacio donde luego fundé La Colifata. Andrés Mouratian formaba parte de Cooperanza en 1987 y coordinaba un taller literario hasta 1989, cuando abandonó el espacio y no regresó hasta 1997 para desarrollar un proyecto de radio que se llamó Radio Babel. La experiencia Babel duró poco más de un año. La Colifata para esa época ya funcionaba de manera independiente a la Cooperativa Esperanza. Andrés Mouratian, a quien no tuve oportunidad de conocer personalmente, había realizado grabaciones de manera sistemática con los internados entre 1987 y 1989, que tomaron la forma de re- portaje. Algunas de las grabaciones fueron presentadas en un programa de radio. Hubo entonces –antes de mi llegada y en el mismo espacio– un registro, alguien que grabó con personas hospitalizadas en el psiquiátrico, que luego fue compar- tido en un espacio radiofónico. Podría ser considerado ello como un «germen» de lo que luego fue la lógica de existencia de La Colifata, es decir, la grabación y difusión de microprogramas en otras emisoras.
En el mes de diciembre de 1991 hubo un encuentro de Desmanicomialización en el Centro Cultural General San Martín, y los corresponsales colifatos participa- ron haciendo reportajes a los panelistas y concurrentes. Pude escuchar en boca de un diputado brasilero por primera vez que un grupo de «loucutores» tenía un programa de radio en una FM de la ciudad de Santos, Brasil, y se llamaba TamTam. «Loucutores» es un juego de palabras en portugués entre louco y locutor, es un neologismo construido de manera inteligente. Supe que se hacían llamar así muchos años después y ese modo de nombrarse se corresponde con lalógica de nuestro trabajo, es decir: despertar las palabras para ponerlas en movimiento. Deconstruir no es cambiar una cosa por otra, sino más bien hacer algo con lo ya construido. Simplemente esa palabra, loucutores, condensa y desplaza el pasaje de la locura a un devenir otro sin tapar o negar esos modos desde donde la sociedad nombra, pero no por ello aceptándolo como mote condenatorio.
El nombre «Tam Tam» remite a los tambores y es un modo también de referirse a la locura en Brasil. Recién en 1997 volví a encontrarme con esta experiencia cuando, en oportu- nidad de participar en Río de Janeiro en un apartado del Congreso de Rehabilita- ción Psicosocial organizado por la WARP (World Association for Psychosocial Rehabilitation), mi presentación fue precedida por Paulo Amarante, quien se re- firió al proyecto Tam Tam que, por ese entonces, ya había dejado de funcionar. Diez años más tarde, esta vez en Buenos Aires, fui invitado a exponer en una mesa en el Congreso de Salud Mental y Derechos Humanos de Madres de Plaza de Mayo junto con él. El nombre de la mesa fue «Lucha antimanicomial. Trans- formación de saberes, luchas y prácticas», y luego fue publicada en el libro Salud mental. Experiencias y prácticas.3 Fue en ese momento cuando por primera vez entré en contacto directo con la bailarina Claudia Alonso, que formaba parte de Tam Tam, ya que estaba prevista la llegada de la compañía de teatro Orgone, que formaba parte del proyecto. Pude saber por medio de ella que laexperiencia co- menzó a idearse en 1989 en el centro de salud Anchieta (el que fuera el antiguo Hospital Psiquiátrico Anchieta, conocido como «La casa del horror») y en 1990 tuvieron su programa de radio en Radio Universal AM de Santos.
Tam Tam fue fundado por Renato Di Renzo, si bien el programa de radio ya no existe, el proyecto sigue siendo una usina de producciones creativas, incluso hasta han realizado eventos de modas. Tam Tam, si bien no fue una radio que transmitía desde un hospital psiquiátrico, fue la radio como instrumento de intervención en el espacio público con objetivos de inclusión de la diversidad. Fue planteada como una experiencia de creación y surgió desde un espacio destinado a la salud mental. También se menciona Radio Fragola como antecedente de La Colifata, aun- que disiento de esa afirmación, conozco esa experiencia porque estuve allí en el año 2004. Esta radio es hija de la tradición de las radios libres de los años setenta y ochenta en Europa. Es una radio comunitaria creada en 1984 «expresión de las mujeres y hombres que viven, trabajan y estudian en nuestra ciudad»,4 que se vino a sumar a un espacio físico donde antes hubo un manicomio, efecto de una política que logró transformar un lugar de segregación y encierro en un espacio público, abierto a expresiones sociales diversas y con la intención –no totalmen- te lograda– de integrarlo al paisaje urbano de la ciudad. Radio Fragola responde a la lógica de las radios libres de Europa, como la mítica Radio Poppolare de Milán. Es a partir del año 1998 cuando pasó a formar parte de la Red Network y recién en 2003 se incorporó al proyecto la cooperativa La Piazzetta, destinada a generar espacios de trabajo para colectivos excluidos y de salud mental.
1.4. Semillas de la comunicación
En 2001, luego de un largo proceso de selección, fui elegido emprendedor social de Ashoka, una organización de origen norteamericano que tiene sede en todos los continentes y trabaja identificando líderes en innovación social. Du- rante un periodo de tres años ayudan a los «emprendedores» a desarrollar su idea innovadora otorgándoles un estipendio. La idea innovadora debe tener un fuerte impacto a nivel local y ser replicable a escala global. En el marco de mi pertenencia a Ashoka fuimos creando indicadores de impacto, tanto clínicos como comunitarios, y comenzamos a elaborar los informes semestrales a partir de 2002.
Basándome en un trabajo escrito en el año 2000, como parte de la aplicación al proceso de selección –en el apartado referido a la «replicación de la idea»– para ser parte de la Red de Emprendedores Sociales, presentaré las experiencias surgi- das por influencia directa de La Colifata. Para ello, organizaré las diversas modali- dades de existencia y de difusión alcanzadas desde la radio, para luego destacar en qué aspecto fueron replicadas. Es interesante notar que todas ellas se hacen llamar «radio», cuando en la mayoría de los casos no lo son técnicamente sino concep- tualmente, lo cual marca claramente una definición en términos políticos.
Hay experiencias que nacieron como taller en hospitales psiquiátricos, otras en servicios de psicopatología de un hospital general, algunas en hospitales de día, en centros de rehabilitación o acompañamiento a la vida social. Incluso las hay que nacen desde asociaciones. Muchas de ellas fueron mutando con el tiempo, tal es el caso de nuestra radio, que nace como grupo informal dentro de otro grupo parainstitucional y que funciona «dentro del hospital pero fuera de la institución»,5 y que luego se constituye en asociación civil sin fines de lucro.
En cuanto a modalidades de existencia, distingo someramente dos tipos de dispositivo de trabajo. El primero refiere al dispositivo abierto radiofónico grupal, y el segundo al dispositivo radiofónico tradicional, entendido este como emplazado en un estudio cerrado, con participación de algunas personas que pueden ejecu- tar diversas funciones, como conducción, locución, o desarrollar secciones o columnas. Este formato concibe la radio en dos tiempos, uno de producción y otro de puesta alaire.
A la hora de definir modalidades de difusión, podemos clasificar y reconocer al menos seis.
La primera es la transmisión con antena en directo desde el hospital o institu- ción desde donde se trabaja. La segunda remite a la confección y retransmisión de microprogramas en otras emisoras. La tercera modalidad contempla el desa- rrollo de un programa en vivo en una FM de la ciudad o pueblo. La cuarta se re- fiere al traslado de la radio como dispositivo de intervención a espacios públicos e instituciones (radio nómade o itinerante). La quinta es mediante una página web, podcast y difusión en redes sociales. Y la sexta es montar una radio web a través de un streaming. Todas estas modalidades funcionan en algunos casos arti- culadas entre sí.
Los primeros ecos en su camino de influencia fueron en Argentina y se debie- ron principalmente a la modalidad de retransmisión, además de la alta visibili- dad obtenida mediante las apariciones en laprensa.
Durante los primero años, más precisamente en 1992, hemos trabajado con un grupo de terapistas ocupacionales, ayudándolos a formar un taller de radio en el Hospital Infanto-Juvenil Carolina Tobar García. El taller se llamó Desde Adentro, y años después, junto con otras personas y amigos como Javier González de FM La Boca, se formó Imagínate, cuyo director fue Luis Moreyra, e incluso logra- ron poner una antena en la terraza del hospital.
En Neuquén comenzó a existir Radio Vida 97.3 MHz, en el Servicio de Salud Mental del hospital de la capital. Esta radio de inspiración directa en La Colifata nació el 29 de octubre de 1994 y transmitía con antena. Luego de casi veinte años continúan aún reclamando una frecuencia legal. Entre los años 1994 y 1998 aparecieron el taller de radio «Viento Norte», en el Hospital Frenopático Fracasi de Rosario, Santa Fe; el proyecto de Radio Coco Loco, en el Hospital Psi- quiátrico El Sauce de Mendoza, un taller en el Hospital Pereyra, en la misma provincia, y otro en el Hospital Psiquiátrico Lobarrio, en San Miguel de Tucu- mán. También en el psiquiátrico de Posadas, Misiones, nació LT11 Radio Un Millón de Mangos, que funcionaba justamente debajo de un árbol de mango. En el Hospital Alvear de la ciudad de Buenos Aires, Radio Límite (luego El Desper- tador), y en el Hospital Melchor Romero de La Plata, El Encendedor. Todas estas experiencias funcionaron bajo la modalidad de taller y hacían sus grabaciones con un dictáfono que, previo un trabajo de edición, difundían en otras radios en formato de microprograma.
En Paraná, Entre Ríos, comenzó FM De La Nuca, que derivó luego en Radio La Bisagra, una radio «abierta y andariega», que continúa en la actualidad y forma parte de lo que hoy es el Hospital Escuela Roballos. Es llevada adelante por el trabajo de un equipo interdisciplinario, y en su recorrido han cosechado varios reconocimientos. La Bisagra existe bajo la modalidad de programa de radio y se realiza una vez por semana en una FM de la ciudad. Bajo esa misma modalidad surgió tiempo antes en Rosario del Tala, también en Entre Ríos, el taller de radio Abriendo Puertas, que se producía en el Psiquiátrico Liniers y transmitía en vivo en una radio local. Además de las mencionadas, posteriormente existió un taller de radio en el Hospital de Día perteneciente al Hospital doctor Braulio Moyano, donde las personas usuarias se trasladaban una vez por semana a FM La Tribu a transmitir en vivo a principios del año 2000.
También existieron experiencias que comenzaron con transmisor y antena des- de un hospital. En 1997, por ejemplo, apadrinada por La Colifata, nació LT18 Radio Zondita 92.7 MHz, en el Hospital Psiquiátrico El Zonda, de San Juan. En aquella ocasión, una delegación de integrantes de La Colifata fue invitada a la provincia para participar en su inauguración y en la ceremonia fueron nombrados padrinos. Poco tiempo antes, en 1996, se creó Radio Puertas Abiertas, en la Colonia Do- mingo Cabred, Open Door, emitiendo con frecuencia propia. Para su relanzamiento, hemos brindado una capacitación en el año 2002, que formó parte de un plan de reformas de la región sanitaria para incorporar dispositivos en la comu- nidad, como las casas de convivencia del partido de Moreno. Roto su transmisor, la experiencia derivó en Radio en Movimiento, un dispositivo nómade que fun-ciona todavía en la zona de Luján, impulsado por Ángel Rutigliano y Javier Pereyra, quienes formaron parte del curso.
José Ignacio López Vigil, cubano, a quien conocimos en 1993 gracias a un compañero de ruta, Ernesto Lamas, quieneraresponsablelatinoamericanode AMARC. En esa época, José Ignacio ya estaba desarrollando el concepto de radialistas radioapasionados, y fue quien tuvo la idea de incluir, en los envíos de material que regu- larmentehacía AMARCamásdedoscientasradioscomunitariassuscritasen Amé- rica Latina y el Caribe, un casete que contenía veinte microprogramas de Radio La Colifata. En esa oportunidad me pidió que grabara un mensaje de apertura, donde invitaba a todos los oyentes a escribirles a «los colifatos». Como resultado, recibi- mos decenas de cartas que procedían de muchos rincones de América. La experien- cia de recibir mensajes sonoros y cartas conmovió a los integrantes del grupo, quienes se organizaron para contestarlas o grabar sus respuestas. Ser parte de esta red permitió que muchas radios pasaran a retransmitir regularmente La Colifata e inspiró el surgimiento de nuevas experiencias en América Latina.
En Argentina, desde sus inicios, Radio La Colifata fue retransmitida por cien- tos de radios comunitarias, a través de ellas, sus integrantes encontraron una proximidad con los oyentes, que pasaron de ser anónimos a establecer un víncu- lo y a llamarse por sus nombres. La primera fue la SOS de San Andrés, la segunda fue FM La Boca y continuaron centenas de radios en el país. Por mencionar solo algunas: FM Alas del Bolsón, Radio El Arka, FM de La Calle de Bahía Blanca, FM Encuentro de Viedma, FM Sur de Quilmes, Futura de La Plata, Aire Libre de Rosa- rio y, finalmente, radios de casi todas las provincias.
Las radios públicas y las radios universitarias generaron también espacios que se instalaron durante años y en las que la cercanía con el oyente era una constan- te. En la ciudad de Pergamino una psicóloga, Griselda Enrico, no solo sostuvo la retransmisión desde una AM muchos años, lo interesante era que el micro de La Colifata funcionaba como disparador para el tratamiento de problemáticas situa- das «por fuera» de la locura.
En el año 1995, recibimos la propuesta de hacer un programa en vivo en una FM comunitaria, situada en el barrio de Saavedra. FM Latinoamericana transmi- tía en el 97.1, y tenía un nivel de inserción sumamente interesante en los barrios de Urquiza, Pueyrredón, Saavedra y otros. Fueron casi tres años; una vez por se- mana, un grupo de personas que se encontraban internadas hacía un programa de una hora en vivo. Era conducido, entre otros, por Alberto Gaspar, Jorge Osval- do Garcés, Carlos Perrota, León Salvador Gaviota, Mario Vázquez, Diego Oliveri y Ever Beltrán. Fue allí donde Garcés, el «filósofo de la colifata» como lo llama- ban sus compañeros, leyó gran parte de sus obras, y fue en parte gracias a ello que las pudo recuperar, el día que perdió su valija con todos sus escritos originales.
Juan Carlos Perrota no faltaba casi nunca, llegaba gracias a la gentileza de los choferes de la línea 67. El saludo a los colectiveros en cada emisión aumentaba su popularidad en Barracas, allí donde estaba la estación terminal de la línea y la playa de estacionamiento de los colectivos. Perrota les llevaba los casetes con las grabaciones y se quedaba muchas veces a tomar mate con ellos.
El programa era a la tarde y la vuelta al hospital se hacía larga. Siempre tenían problemas para que les guardaran la cena; fue así como se lanzó al aire el pedido; una semana después, un oyente, un chico de unos 15 años llamado Pablo Cozza- ni, se presentó portando porciones de comida. Cada miércoles –quien años más tarde se incorporara al equipo de coordinación– llegaba hacia el final del progra- ma con la comida para seis personas, hecha por él mismo y con ayuda de su madre. Pablo era un oyente de Radio FM Latinoamericana.
Estos ejemplos, así como muchos otros, dan cuenta de la importancia del de- sarrollo de dispositivos abiertos que hacen lugar a la impronta subjetiva de seres «en búsqueda», es decir, espacios que hacen lugar a «inscripciones deseantes» y a la posibilidad concreta de realizar «actos en salud». Saberes «no expertos» que se activan o se producen en contacto, hay quienes trabajamos para promoverlos y de esa manera también hacemos lugar o propiciamos una «clínica de la situa- ción» pudiendo acompañar procesos de índole terapéutico con relación a las personas para quienestrabajamos.
1.5. Surgimiento de radios en Europa y Latinoamérica en los años noventa
En Montevideo, en el mes de noviembre de 1997, surgió Radio Viladevoz, para ese entonces, La Colifata continuaba siendo retransmitida en varias estacio- nes del Uruguay.
Las primeras retransmisoras de La Colifata fueron la hoy desaparecida CX44 Radio Panamericana, allá por el año 1992, y FM El Dorado con su programa Port- land al aire. En CX44 salía en dos programas, uno de ellos era el clásico de las mañanas Amargueando en la Panamericana.
Asimismo hubo repercusiones en la televisión, en 1992 Omar Gutiérrez, con- ductor de otro clásico magazine en Canal 4 de Montevideo, realizó un reportaje en vivo en sus estudios junto al grupo de arte callejero Por el Ojo. Recuerdo que condujo la entrevista con dos micrófonos, uno era el de la televisión y el otro era el de La Colifata.
Luego se sumaron más retransmisoras, como CX30 Radio Nacional y Radio Carbe. En 1993 nos afiliamos a A.M.A.R.C Latinoamérica y entramos en contacto con un proyecto llamado COMCOSUR (Comunicación para el Cono Sur), que era financiado desde Alemania y tenía como objetivo el desarrollo local de experiencias de participación ciudadana. COMCOSUR producía un programa llamado Eternautas que era distribuido en la red local de radios comunitarias del Uruguay, y comenzaron a incluir nuestras producciones en ese circuito, como por ejemplo en FM El Puente. Carlos Cáceres y Juergen Moritz fueron importantes impulsores de La Colifata en el país vecino; ellos les sugirieron a Andrés Jiménez6 y a las personas que estaban montando la radio en el Hospital Vilardebó producir en formato de microprograma y desarrollar una estrategia de comunicación que permitiera hacer circular esos contenidos en espacios diversos. Tal es así, que durante los primeros años Radio Vilardevoz se hacía llamar «La radio sin antena». En 1999 fui invitado al encuentro nacional de radios comunitarias organizado por AMARC Uruguay, «Con los pies en la tierra y la voz en el aire», con la intención de promover una ley que tuviera en consideración y legalizara las radios comu- nitarias. Fue luego de esa visita cuando se sumó también a las retransmisiones el programa El planetario, que se emitía en AM 810 Radio El Espectador. En el marco de ese encuentro pude visitar el Hospital Vilardebó, el Centro de Día y la Sala de Juegos desde donde se iniciaba la increíble aventura de ir del bó a la voz, también con un pequeño grabador de periodista que circulaba mano en mano.
Encontré a Andrés Jiménez, a Cecilia Baroni y a Mónica Giordano, y discuti- mos acerca de las políticas de comunicación y de la concepción ética puesta en juego a la hora de editar microprogramas. Recuerdo largas conversaciones en casa de Andrés y Cecilia. La radio sin antena del Uruguay pasó luego a ser con an- tena, gracias al deseo y esfuerzo de sus integrantes y al trabajo de Gustavo Gómez,7 así como al desarrollo alcanzado por las radios comunitarias de ese país. Radio Vilardevoz ha generado el dispositivo de «fonoplatea», un concepto interesante usado por las radios comunitarias del Uruguay que toma de las entrañas de la historia de la radiofonía esa manera colectiva de hacer radio, actualmente llaman «desembarco» al dispositivo radiofónico nómade de intervención directa en la comunidad.
Muchas de las radios realizadas por usuarios de servicios de salud mental que florecieron en otras partes del mundo en la segunda mitad de los años noventa lo hicieron bajo la modalidad de programa con un dispositivo tradicional de radio y emitían –algunas hoy lo siguen haciendo– desde emi- soras comunitarias o municipales.
A partir del año 1996 se creó Aterrizaje Forzoso, en el Servicio de Rehabilita- ción del Hospital General de Iquique, dos años más tarde comenzó Radio Dur- chgeknalt en Núremberg, Alemania, así como Radio La Vitrina en Collado Villal- ba, en las afueras de Madrid. En 1999, Romper Barreras en Málaga, España, y Radio Estación del Paraíso, en Santiago de Chile.
Thomas Leifth, periodista de la cadena de televisión ARD, había sido enviado a la Argentina para realizar un informe documental sobre Radio La Colifata, tra- bajo que luego fue premiado por el canal Arte de Alemania. Recibieron una suma de dinero y parte de este fue donado a la Asociación La Colifata. Más tarde, cuan- do Thomas organizó, junto a un grupo de miembros del Foro Latinoamericano en Berlín, una serie de conferencias bajo el título «Aprender de Latinoamérica», fui invitado a disertar, y ese encuentro marcó el comienzo de Radio Durchgeknalt.
Un grupo de periodistas que presenciaron la conferencia, junto con Thomas Leifth, decidieron formar el grupo. «Durchgekgnalt» vendría a ser un homónimo del nombre «Colifata», pero en una especie de lunfardo alemán. Comenzaron emitiendo en Radio Z de Núremberg con participación de usuarios de un servicio de salud mental ambulatorio. Esta experiencia continúa hasta nuestros días, re- cientemente fui entrevistado telefónicamente para Radio Z, retomando el con- tacto luego de casi veinte años.
Radio La Vitrina de España, del Centro de Salud Mental de Collado Villalba, transmitía desde la radio de la Alcaldía de esa localidad, en las afueras de Madrid. Nació en 1998 y el día de su primer aniversario nos sorprendieron con una llama- da telefónica para contarnos de su existencia, además de realizarme un reportaje. Lo interesante en este caso y en muchos otros es que comienzan a surgir expe- riencias construidas de manera transversal, donde hay participación de diversas instituciones: un efector en salud mental se articula con la municipalidad y reci- be fondos de un programa de desarrollo social. Considero clave el desarrollo de políticas que contemplen la intersectorialidad, aunando recursos en beneficio de la inclusión.
En 1999 viajé a Santiago de Chile y pude conocer el Psiquiátrico de La Paz, un lugar oscuro, parte de la imaginería del terror de los santiaguinos. Luego se puso en contacto conmigo Paolo Miranda, quien trabajaba en el Sanatorio El Peral, y que en esa época era dirigido por Mauricio Gómez. Gomez lideró una serie im- portante de transformaciones en favor de la integración de las personas, transfi- riendo recursos de internación en asilos a la red general de salud, principalmente para la creación de servicios de salud mental en hospitales generales y el desarro- llo de una red de hogares y residencias protegidas gestionadas por los servicios de salud con financiamiento público. Durante mi estancia en Santiago asesoré al equipo de Radio Estación del Paraíso, quienes venían de comenzar. Visité las instalaciones y trabajamos específicamente lo referido a estrategias de difusión mediante el armado de microprogramas.
Radio Estación del Paraíso se «externó» años más tarde del psiquiátrico y continuaron como programa en la Comuna de San Miguel, transmitiendo desde una FM comunitaria.
En Chile, La Colifata se había hecho conocida principalmente gracias a un programa de televisión que se llamaba De Pé a Pá, conducido por Pedro Carcu- ro, al que fuimos invitados. Asistimos, junto con dos integrantes, Ángel Villa y Vicente C., en el año 1996. Ese día también estaba presente como invitado en los estudios Diego Armando Maradona; recuerdo a «Villita», creador del Borda Tango Club, cantando Caminito en los camarines del canal junto al ídolo de todos.
Radio Romper Barreras tuvo sus inicios en 1999. Creada por Blanca Moreno Mitjana, docente y responsable del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Málaga, quien toma de La Colifata la idea de la radio como herramienta que permite articular, en un dispositivo radiofónico de grupo, la dimensión clínica, propia del padecimiento psíquico, con la dimensión social del problema cristalizado en el estigma. Fue presentado como proyecto de investigación y en ese contexto comenzó a funcionar.
1.6. Surgimiento de radios en el siglo XXI
Para el año 2003, y según el informe del segundo semestre presentado a Ashoka sobre el apartado dedicado a la replicación de la idea, sumaban ya veintiséis las experiencias en el país y doce las que funcionaban en otras partes del mundo como efecto del impacto de La Colifata y del trabajo de armado de redes.
Entrando en el segundo milenio, continuamos con los pedidos de capacita- ción y los viajes, las radios «colifatas» o «locas» continuaron multiplicándose en Europa y Latinoamérica. En agosto de 2001 recibí la invitación de Beate Schulze8 para participar en la Primera Conferencia Internacional Todos contra la Estigma- tización (Together Against Stigma International Conference), celebrada en Lei- pzig, Alemania, y auspiciada por el departamento alemán del programa interna- cional Open-the-Doors y el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de esa ciudad. Realizamos el viaje junto a uno de los integrantes de la radio, Daniel López, quien conducía en esa época el programa Mundo deportivo.
Daniel nació en Galicia y cuando tenía un año y medio viajó junto a sus pa- dres a la Argentina, escapando de la guerra civil española. Era uno de los «niños del 36». En ese periodo, trabajábamos junto a su psiquiatra y la asistente social de su servicio lo referido a su proceso de alta y, al tener una nueva posibilidad de viajar a Europa, pensamos que podía ser la oportunidad para que regresara a su tierra y conociera el lugar donde nació. Por eso, durante los cuatro meses previos al viaje, Daniel trabajó junto a su asistente social buscando datos sobre su familia en España.
Por fin viajamos al Congreso de Psiquiatría, durante nuestra conferencia esta- ban presentes varias asociaciones de familiares, que plantearon la inquietud de realizar proyectos de radio. Tal vez lo más importante de esos días no fuera la presentación académica sino la planificación de esa aventura. Daniel tenía 65 años y había partido de España con menos de 2 años. Terminado el congreso en Leipzig, nos trasladamos al sur de Portugal, para desde allí iniciar un largo viaje en tren, que duró tres días.
No teníamos muchos datos, salvo el teléfono de una prima suya llamada Mi lucha, y mientras transcurría el periplo nos disponíamos a encontrar a su familia o lo que quedara de ella. Mi tarea era ayudarlo a prepararse, o bien para un en- cuentro o para un desencuentro, y ambas posibilidades necesitaban de un traba- jo de elaboración. Fue así que el lento viaje en tren, saliendo desde Faro con pa- radas en Lisboa y Oporto, nos dio ese tiempo necesario para conversar y evocar innumerables sucesos de su vida, así como para trabajar sus expectativas respecto del viaje. Sus nueve internaciones, sus años de trabajo en el ferrocarril, la muerte de su esposa, el nacimiento de su hija, fueron temas recurrentes en el camino hacia tierra galega.
Llegamos a Pontevedra, y nos comunicamos con su prima, quien nos dijo que debíamos tomar aún otro tren. Junto con su esposo, nos fueron a buscar luego a la estación de Catoira.9 Daniel saludó parco, era evidente que estaba conmovido, y habló poco durante el viaje hasta la casa. Su prima, mientras tanto, le enseñaba los campos al tiempo que decía: «Detrás de aquellos viñedos vivía tu tío, el her- mano de tu padre. Del otro lado de la colina estaba el pueblo del que era oriundo tu padre. Yo vivo del lado de la estación, junto a mi marido y mi hija, también tengo nietos. Tu madre venía a descansar junto a este solar, y al fondo puedes ver la capilla de Catoira». Doblamos hacia la derecha y Milucha nos señala el cemen- terio y dice: «Y esta es la casa de todos…». Continuamos, entonces, por el cami- no, dimos la vuelta en una esquina y al fondo divisamos un gran portón. «Llega- mos, Daniel, aquí naciste tú».
Se asomó tras la puerta un hombre de unos 80 años o más, era pequeño y es- taba en buena forma; era su tío político. Daniel parecía petrificado. El hombre nos hizo entrar, luego nos invitó a sentarnos debajo de una parra y apareció una mujer muy anciana, que era la hermana de su madre. Al fondo había dos casas, una nueva y otra de piedra muy antigua. Nos sentamos, nos sirvieron café e in- mediatamente nos ofrecieron de comer, chorizos, tomates y tortillas.
Daniel seguía sin decir palabra y a sus familiares parecía no preocuparles, yo fui presentado como su amigo. Luego Milucha nos hizo entrar en la casa de pie- dra, allí fuimos todos conmovidos mientras observábamos la cocina, el comedor y en el viejo cuarto todavía estaba una antiquísima cama de hierro, que supimos era la cama de sus padres.
A la semana de llegar, un mediodía, sentados alrededor de la mesa, Daniel co- menzó a hablar. Contó que había estado internado varias veces en un psiquiátrico y recién ahí les dijo que yo era psicólogo y que lo estaba acompañando. Hablaba ahora fluidamente, sin embargo, parecía estar pidiendo perdón mientras avanza- ba en su relato, al momento en que su prima lo interrumpió y le dijo: «¿De qué te inquietas, Daniel?, que a tu madre la ingresaron cuando visitó por última vez Ca- toira en 1954, fueron solo unos días. Además, varios de la familia tuvieron proble- mas así, la tía, por ejemplo», y señala a su madre, que se había levantado de la mesa. Al ver el rostro de Daniel sentía y comprendía que se estaba sacando tone- ladas de peso de encima. Daniel se quedó un mes en Catoira. El cura de la parro- quia le entregó una copia de los discursos realizados por su padre en el Centro de Armadores de Catoira que funcionaba en Buenos Aires en la sede del Centro Ga- llego. El cura había tomado las actas de la asociación luego de hacer un viaje a la Argentina y en ellas estaban transcriptos los sentidos discursos de su padre.
Esta experiencia le sirvió para recuperar y mejorar luego la relación con su hija y sus nietos. Vivió hasta los 79 años y en el último periodo, si bien no concurría a la radio, lo íbamos a visitar junto con sus compañeros. A pocos días de su falle- cimiento, su hija y su nieta vinieron a pasar la tarde en La Colifata y se dedicó la transmisión entera a la evocación de su persona. El encuentro de Daniel con su familia fue retratado por un programa de la televisión española llamado Alerta 112 de Antena 3.
1.7. Receptividad en Europa
Continué viaje hacia Madrid, luego a Barcelona y Bilbao, antes de recalar en Biarritz, Francia. En España, la prensa fue particularmente receptiva al fenómeno La Colifata. Acababa de producirse el atentado a las Torres Gemelas y en cada ciudad que visitaba se publicaban reportajes sobre la radio gracias a la inestima- ble ayuda de Chemi Quintana, un periodista de Radio Nacional de España que se ofreció a oficiar como «agente de prensa». «La Contra» del diario La Vanguardia y El Periódico –de Cataluña–, el diario El Mundo y El País –de Madrid–, Radio Na- cional de España y El País –del País Vasco– reflejaron la experiencia.
En Biarritz se inauguraba el festival de cine documental y tenía fecha de estreno lapelícularealizadapor Pierre Barougery Chloé Ouvardsobre La Colifata. Eldocu- mental fue reprogramado a pedido del público y se repitió cuatro veces con la sala llena. Allí se encontraban el cineasta Pino Solanas y el actor Gastón Pauls, quienes participaron de manera entusiasta invitando a la gente a ver el filme y haciendo parte de los debates. Pino Solanas, años atrás, había incluido en su película La nube algunas escenas donde el protagonista hacía una radio en los patios del Borda; para ello, visitó repetidas veces La Colifata durante el año 1996, el actor era Fabio Posca, y durante el rodaje participaron algunos integrantes de La Colifata como extras.
El trabajo efectuado por estos documentalistas, así como una serie de artículos previos publicados en la prensa, sumado al informe realizado por la radio France Culture en 1999, con la colaboración de Dominique Wintrebert,10 abrieron las puertasen Franciaparainspiraraotroscolectivosadesarrollarproyectossimilares. El psicoanalista argentino radicado en París Juan David Nasio11 utilizaba en sus seminarios parte de ese documental francés para trabajar con sus alumnos lo refe- rido al proceso de constitución del yo en el estadio del espejo de Jaques Lacan, incluso fui invitado a disertar en sus seminarios en 2005. Aún hoy, el filme sigue rodando en circuitos culturales y de la salud mental en Francia, sobre todo durante el ciclo «Semana de la Salud Mental», que se celebra todos los años en todo el país, y está destinado a sensibilizar a la población respecto de la problemática del estigma.
1.8. La primera experiencia en Francia
Hacia el año 2001 nacía Leon Dit en el hospital de día Saint Léon de Toulouse, protagonizado por adolescentes, que se difundía a través de las ondas de Radio Campus. El documental de Chloé Ouvrard y un segundo informe de la radio France Culture, grabado junto a mí a orillas del mar en Biarritz, inspiraron a un grupo de comunicadores y a un educador especializado a imaginar el proyecto.
Leon Dit fue la primera experiencia de radio y salud mental en Francia. Stéphane Chilon, Marc Lazaro y Sylvain Bourg produjeron un fenómeno co- municacional con una dinámica de trabajo muy creativa. Las producciones eran especialmente cuidadas y los adolescentes participaban activamente y de manera entusiasta. A su vez, el proyecto de radio se articulaba con el trabajo terapéutico del centro diurno y se orientaba hacia la creación de condiciones para la producción de autonomía, así como para el desarrollo de la capacidad de gestionar la relación con los demás.
Solamente Sylvain venía del ámbito psi, Stéphane Chillon formaba parte de la dirección de Radio Campus y Marc Lazaro llevaba varios años como monta- jista y creativo, coordinando diversos grupos en la tarea de hacer radio. Prepa- raban sus emisiones en el hospital de día, y luego compartían media hora, una vez por mes, en Radio Campus de Toulouse.
Nuestro primer encuentro fue en el año 2004, y regresé en 2005 para presentar La Colifata TV y trabajar en la propuesta de armado de una red mundial de radios «colifatas» o «locas». En 2007 viajaron con un grupo cercano a diez integrantes, para participar en el Primer Encuentro Mundial de Radios Colifatas, realizadas por usuarios de servicios de salud mental, organizado por nuestra asociación en Buenos Aires. Fue la primera gran experiencia de encuentro entre varios grupos de diferentes nacionalidades que venían desarrollando experiencias de salud mental y comunicación, y el primer paso hacia el armado de redes y sobre todo la puesta en conexión por primera vez entre los diversos colectivos, ya que hasta el momento los contactos eran solo con La Colifata.
A su regreso, y sumidos en una dinámica institucional asfixiante, decidieron separarse del hospital y fundar una asociación. La nueva experiencia se llamó Microsillons y en su carta de intención se proponían realizar viajes y desarrollar experiencias radiofónicas y de comunicación. Comenzaron las tratativas para constituirse en un GEM (groupe d’entraide mutuelle), grupo de ayuda mutua gru- pal, una estructura financiada por el Estado francés, parte del ámbito médico- social, que permite y promueve el armado de asociaciones con participación ac- tiva en los puestos directivos de personas con experiencias psiquiátricas. Estas estructuras prevén contratar a un máximo de dos coordinadores externos.
Leé acá el capítulo completo: https://www.scribd.com/document/674523314/Experiencias-Innovadoras-en-Salud-Mental-Capitulo-I